domingo, 26 de junio de 2011

NI HORTERA SIN AMARILLO

Este año me he tenido que debatir entre la susto o muerte, entre morir ahogado o quemado, entre la carne o el pescado, entre Málaga y Malagón. Y es que vivo en una calle ruidosa, a cualquier hora del día los 365 días del año. El debate es: ventana abierta y que entre fresquito o cerrada y que no entre ruido.
Elegí abrirla y he acostumbrado a mi mente a dormir con tunas, peleas, camiones de basura y canciones de borrachos debajo del balcón. Pero nunca me hubiera esperado que un puto grillo me tuviera en vela hasta las 3...
No me imagino que será dormir en la Sabana.

No hay comentarios: