Vivir en calle céntrica tiene sus pros y sus contras, la semana pasada entendí las fatigas que pasó el señor en su camino al calvario y eso que el no vivia en el centro.
Lunes: primer día que duermo con ventana abierta y primeros desvelos con motos trucadas, sirenas de ambulancias y pitadas de coches.
Martes: grupo de anormales del hotel de enfrente que antes de entrar cantan canciones de su tierra.
Miércoles: final de la champiñon, mil coches pitando por metro cuadrado y vocerios varios, boti, boti boti...
Jueves: en granada este día se sale y en mi barrio se despide la gente cantando o gritando que hablar ya hablaremos mañana.
Viernes: cenas fin de estudios y te paras debajo de mi ventana a comentar lo bien que ha ido todo.
El sábado escapada al pueblo para perder el piiiiiiii de mi cabeza.
lunes, 1 de junio de 2009
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4 comentarios:
No sé tú, pero yo vivo en un bajo y mi habitación está justo al lado del portal de la finca. Todos (y cuando digo todos quiero decir TODOS) los días, en cuanto me meto en la cama, se ponen a hablar a grito pelao cuatro viejos y un perro que viven al lado, justo debajo de mi ventana. Al final he optado por ir a la farmacia a comprarme unos tapones.
Luego el Alcalde multa por interrumpir la siesta, escupir en la calle, pedir dineros mendigando, cantando o mimando (osea, haciendo de mimo)... y la gente se pone las manos en la cabeza y pone el grito en el cielo porque va contra las libertades... Venga hombre!
ay es lo que tiene vivir en la periferia, aqui ni ruidos ni na, eso si pierdo la juventud cada vez que salgo a echarme unas cañejas... esta todo donde cristo perdio las alpargatas
si no puedes con ellos, únete!
gritales lo hijo de fiurens que son...
Por una Granada insonorizada
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