QUERIDA ESPOSA...
Hola guapa, que tal?
En España todo va bien, el día a día y el trabajo; la obra está a punto de terminar. Echo mucho de Michigan, estoy deseando volver.
Estoy interrelacionando con los españoles y compruebo todos los días que tienen unas costumbres muy raras. Te cuento:
Ayer estuve en un centro comercial y observé el gran surtido de productos de higiene automovilística que ofrecen los hipermercados españoles: limpiaparabrisas (atención emprendedores, no es un producto rentable... vender 5 litros por 1.5 € no puede hacer rico a nadie), limpiasalpicaderos, ceras y champús para carrocerías, abrillantadores, bayetas para cristales, bayetas para salpicaderos, bayetas para carrocerías, mopas, quitapolvos, quitapelusas, miniaspiradores, etc.
También me causó sorpresa que en ese pasillo solo hubiera hombres y que, además, fuera sábado. Todo aquello solo era el previo al gran día... EL DOMINGO.
El español, en domingo, y en contra de lo que pudiéramos pensar como normal, se levanta temprano y comienza un ritual muy curioso: se pone un chándal del Real Madrid dos tallas mas grandes, pero no va a hacer deporte, solo va a lavar el coche; prepara todo lo que compró el día anterior y elige a uno de sus hijos para que le acompañe y le ayude en trabajos delicados. Dicen los entendidos que el hijo afortunado solo puede ser uno, porque de ir los dos hermanos, se distraerían con peleas y juegos innecesarios.
El español llega a la explanada del lavadero y se encuentra cómodo. Hay cientos de almas gemelas con las que compartir confidencias y secretos sobre como conseguir el abrillantado perfecto. Incluso hay hombres que son amigos solo por verse allí un domingo al mes.
El resto del tiempo lo pasan entre el túnel de lavado, pistola a presión con cuatro fases de lavado, potentes aspiradores, secado a mano, cera, y demás artilugios rarísimos.
Lo paradójico del tema, y seguro que es lo que mas gracia te hace, es que el español no mueve un músculo para hacer tareas del hogar y seguramente se mea fuera de la taza. Todo muy extraño.
Me despido, que mañana hay que madrugar y ya es tarde. Te llamaré.
Totana, 29 de enero de 2006