El tunning es conocido mundialmente y en los pueblos no iban a ser menos, lo que pasa es que no en todas las pedanías tienen talleres de tunning, ni todos los aficionados a este "arte" tienen dinero para poder permitirse los altos precios de este noble hobby.
Por ello, en algunas aldeas, recurren a lo que tienen a mano, y que mejor que un banderín de fiestas, que además de señalar que eres andaluz, indica que en las fiestas de tu pueblo eres un crack y así te ahorras la plaquita de la bandera, el viaje a la ciudad en busca de taller modernillo y sobre todo el gorro de paja descolorido en el salpicadero.
El tunning somos todos.
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